Los turistas acuden en tropel a este destino turístico de primer orden desde que en 1989 se abolió la hegemonía comunista. Aunque sus visitantes más fieles suelen lamentarse de que Praga ha dejado de pertenecerles, el país contiene aún suficientes atractivos como para satisfacer toda clase de exigencias; muchas de las zonas alejadas de la vibrante capital permanecen al margen de los circuitos turísticos y, por ello, permanecen intactas.