La niña bruja transforma el mundo con sus hechizos y conjuros, transformaciones siempre sujetas a sus experiencias interiores, a sus sentimientos, recuerdos y deseos. Y también a los cambios inevitables en su vida relacionados con el crecimiento: “La bruja moja sus pies/ en el arroyo./ El agua canta una canción/ que desconoce./ Ella tararea como para que no se note./ Se refleja y suspira/ bruja enamorada”. Desde la palabra poética, la sonoridad y la rima nos adentramos en un mundo de fantasía, conjuros y seres quiméricos que expresan sensaciones y sentimientos de la niña hechicera.