La anarquía es la voz utópica, la voz que libera potenciando la colaboración y la solidaridad entre los hombres, la voz que desmiente la necesidad misma de la existencia de un gobierno y la dependencia de los gobernados, que desenmascara la opresión oculta con el revestimiento del bien general, favoreciendo en cambio el bien privado. La anarquía rompe una lanza de esperanza por un porvenir feliz de los hombres al desmitificar el carácter natural de la explotación y sustituirlo por la condición de cooperación y apoyo mutuo.Para Malatesta el anarquismo no es más que una aspiración entre otras, que llegará a su realización o no según la voluntad del hombre, pero nunca una ciencia o un sistema de filosofía, y así se opone a la posición de Kropotkin, quien ve la anarquía asentada en una supuesta necesidad natural. En consecuencia, Malatesta está lejos de proponer un anarquismo que signifique solución visionaria, cerrada y definitiva del porvenir social; antes bien, de este texto Anarquía que se presenta, se desprende que el anarquismo no es un conjunto de prescripciones que dirija la acción de los hombres futuros diciéndoles lo que han de hacer, sino que sólo indica un método. Frente a los métodos autoritario y liberal que, de una u otra manera, conducen a la explotación y a la opresión al mantener la necesidad del poder y la defensa de la propiedad individual como baluartes de organización social, los anarquistas, afirma Malatesta, presentan un método nuevo.En la lectura de este texto Anarquía, Malatesta nos señala una serie de puntos básicos del anarquismo: la crítica del gobierno como potencialidad negativa para el progreso humano, su origen, la solidaridad, los pactos libremente aceptados, la cooperación desinteresada y la amistad y el amor entre los hombres como bases para una nueva sociedad. Hay que convencerse de que la autoridad y el individualismo no son las únicas fórmulas posibles de organización social; la dejación del ejercicio de la libertad conduce al embrutecimiento y aniquilación de la voluntad de los hombres que se ponen en manos de la decisión y ordenamiento de unos cuantos que se constituyen en únicos garantes del orden, bienestar y progreso de la humanidad. Todos los hombres en cooperación pueden y deben decidir por sí mismos su presente y su futuro.
