Ivy Pocket es un auténtico desastre, aunque ella tiene una opinión de sí misma un poco distinta... Está convencida de que es absolutamente fabulosa. Tras ser abandonada en París por la condesa Carbunkle, Ivy se encuentra sin blanca y sin hogar. Hasta que la duquesa de Trinity la manda llamar a su lecho de muerte... Por la atractiva suma de 500 libras (suficiente para comprar un carruaje y, posiblemente, un mono) Ivy accede a transportar a Inglaterra la posesión más preciada de la duquesa: un diamante mágico, y allí dárselo a Matilda como regalo de su doce cumpleaños. A partir de ese momento, Ivy se verá inmersa en una aventura llena de intriga, villanos y un montón de malentendidos.