El joven narrador de esta divertidísima novela llega a una gran ciudad para trabajar en una peculiar empresa situada en un palacio de cristal con un techo puntiagudo. El director es el doctor Max, un excéntrico personaje melancólico, neurótico e iracundo, que rige su compañía mediante complejos mecanismos psicológicos basados en una premisa muy sencilla: todos los empleados son objetos de su propiedad.
El patrón es una fábula sobre cómo los seres humanos pueden devenir en objetos al servicio de las empresas, que se comportan como si fueran entidades con vida propia. En este extraño microcosmos dirigido por el doctor Max con una mezcla de reglas exóticas y despotismo, el protagonista atestigua su propia transformación hasta convertirse en una simple parte de una maquinaria de gran tamaño que se mantiene funcionando bajo la condición de utilizar a los seres humanos como si fueran partes desechables e intercambiables.