Este libro no sólo analiza el desarrollo de las artes en Italia durante los siglos XVII y XVIII, sino que estudia, además, las transformaciones ideológicas y políticas que caracterizaron este período y que marcaron una importante diferencia con respecto al Renacimiento. Tomando como punto de partida (*CR*)el Saco de Roma, se analiza el trasfondo espiritual de la Contrarreforma, el cambio en las ideas estéticas y el protagonismo de un nuevo escenario, Roma, en el que grandes arquitectos y escultores como Bernini y Borromini desarrollaron las obras más significativas de este período.(*CR*)La pintura también ocupa una parte importante de este volumen, en el que se describen los principales ciclos de frescos del barroco romano y se analizan en profundidad grandes figuras, como Caravaggio o Guido Reni, para concluir con Giambattista Tiepolo y Canaletto.