Escrita con una gran pericia narrativa, entretenida y con un ritmo que no decae, Aquí solo regalan perejil atrapa al lector por su trama picaresca y sus variopintos personajes -contrabandistas, matones a sueldo, prostitutas, policías corruptos y codiciosa gente común-. Y también porque habla del mundo actual -un mundo de migrantes e ilusiones, de pequeños delitos, bajezas y decepciones- en un tono zumbón y cargado de humor del bueno: la noche previa al regreso a su país, el joven colombiano Abilio Ayala le cuenta la historia de su vida al chino Wong en un bar de Barcelona. En su pueblo natal, asolado por la pobreza y la violencia social, el futuro estaba cerrado para Abilio. Luego de sufrir el misterioso asesinato de su hermano, sus inicios como ladero de un contrabandista en la frontera entre Colombia y Venezuela le permitieron conseguir el dinero suficiente para llegar a España. Pero Barcelona está muy lejos del ser el paraíso. Sobrevivir requiere olfato, rapidez, picardía, inteligencia y algunas maniobras ilícitas aprendidas en su país natal.