En 2023, en principio sin ninguna intención literaria, religiosa, espiritual o deportiva, el autor decidió emprender el Camino de Santiago desde Roncesvalles, agregándose al río de peregrinos que a diario fluye hasta la plaza del Obradoiro. De ellos, una parte sustancial, creyéndose actores de singularísima gesta, deciden narrar su experiencia sobre el papel sin saber que la mayoría acabarán viendo sus obras sepultadas bajo la montaña de todo a un euro. Antonio López, a pesar de ser mejor escritor que andarín, afirma que nunca tuvo tan osado propósito. Sin embargo, tras cada jornada, más por vicio que por hábito disciplinado, iba redactando, sobre la pantalla de un móvil y en posición de tendido supino, un pequeño diario de navegación ilustrado con imágenes de cualquier suceso pintoresco o extravagante que le hubiera llamado la atención aquel día.De entrada solo pretendía cosechar unos cuantos "likes" en las redes sociales para poder alimentar su ego, ya de por sí bien nutrido en la medida que huesos, músculos y tendones iban respondiendo al reto atlético. Al final resultó que, de treinta y cinco crónicas hechas a vuela pluma, más algunos episodios que no le cabían en la pantalla, surgió este libro. Por generación espontánea.