Descubrimientos, matanzas, cacerías, todos los elementos de las grandes novelas sobre el continente negro están también presentes en la ficción de Lanvers, escrita con un conocimiento y una fruición por el detalle que el lector quedará complacido como después de hacer un vieja espacial y temporal. Los fornidos protagonistas de hombres como dioses parecen tener esa misteriosa sustancia química que convertía a los héroes de Salgari en prodigios asiduos, que la lectura nunca pudo desgastar. Una y otra vez volvemos sobre estas páginas para evocar una épica distante, distinta, la que asombró tantos días de la infancia y la juventud.