¿Cuántas historias entran en un día? ¿Cuántas entran cuando el día es el más largo de la historia? ¿Cómo suena esa banda de tangos tarareados aquella mañana? ¿De qué manera duele una espalda quemada por las llamas de un accidente doméstico en un día de tristeza? ¿Cuán bendito es el cuento que un padre le inventa a una niña para que el miedo tampoco entre a su cuarto esa noche? ¿Cómo se despierta esa mañana don Héctor? ¿Cuánto frío tiene Isabel en las montañas donde ha sido desterrada? Alfredo Fernández narra en esta novela ese primer momento de consternación y miedo, de inminencia ante el porvenir que fue para millones de argentinos el 24 de marzo de 1976. Y a medida que nos lleva, capítulo tras capítulo, por una galería de personajes cercanos, humanos, vecinos nos cuenta la ciudad sitiada, la piel erizada de los que se sienten a merced del mal.
Realismo porteño y suburbano, 24/3/76. Historias de un día se gana al lector con pulso y con ritmo, sin importar que la ficción haya sido historia: despega hacia lo universal, pasa por lo pequeño y se deja estar en zona íntimas, iluminando con un haz personal la oscuridad inminente.
Cristian Alarcón
En la cadencia con que Alfredo Fernández desgrana estas historias de un día se entrelazan la caída y el despertar eterno de nuestros sueños.
Del prólogo de Víctor Hugo Morales.