Miguel regresa desde la universidad estadounidense en la que trabaja hasta la casa donde se crió, cerca de una pequeña ciudad de provincias. Lo hace a regañadientes. Su intención es romper definitivamente los lazos con el pasado, vendiendo todo aquello. Pero su hija intentará convencerlo del valor único de esos. Al hilo de las viñetas realizadas por su hermano irá rememorando las vivencias infantiles, en las que no faltan los momentos duros, de una familia que -como tantas otras en la década de 1950- hubo de emigrar a la ciudad huyendo de los amargos recuerdos de la guerra civil en busca de una vida mejor.  Esas viñetas están llenas de vida, de sensaciones a flor de piel, y le obligan a plantearse si no habrá llegado la hora de reconciliarse con sus orígenes.