Una noche de 1973, nueve militantes del Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros fueron sacados sorpresivamente de las celdas donde estaban encarcelados. Iniciaron así un viaje que duró "once años, seis meses y siete días", de cuartel en cuartel, aislados, torturados pero mantenidos vivos como rehenes del régimen militar uruguayo. Condenados al silencio, inventaron un código de comunicación mediante golpes en la pared por medio del cual se juraron que "cualquiera de los que sobreviviera, testimoniaría... Para que el sacrificio no fuera en vano". Memorias del calabozo es ese testimonio.