Para Durero, la melancolía era el estado en el que el artista quedaba suspendido en espera de la inspiración. Era un desequilibrio, un punto frágil que de un momento a otro podría transformarse en fuerza creativa o en la caída en un pozo sin remedio. El exceso de bilis negra que ocasionaba la melancolía era capaz de sumergir al sujeto en apatía o en alucinaciones. Zaira Pacheco hace un ejercicio de ecfrasis cuya definición más básica sería hacer una representación verbal a partir de una representación visual para transformar una de las imágenes emblemáticas de la cultura universal en un tránsitos contradictorios, en tiempo que no transcurre, en magia y geometría que nos engañan para expresar la tristeza y la pérdida original que el artista busca curar con en el lenguaje.