En su prosa, cargada de ironía lúdica y humor inquietante, hay una avidez (propia de la buena literatura) por generar más cuestionamientos: ¿cuál es la forma de la pérdida?, ¿y la del desamparo?, ¿cómo es el amor de los desterrados de su propia vida? Página a página expande nuestra capacidad de asombro porque con su narrativa singular, construida con una voz potente, indaga en los símbolos de la decadencia, en las anomalías de lo especular, y nos propone adentrarnos en el vacío para entender cómo allí también podemos encontrar otra forma del amor.
Agustina Bazterrica