La preocupación por el delito no es nueva, pero es vivida como si lo fuera. #Nunca estuvimos peor#, ha dicho a su modo cada historia, en el siglo XIX, el XX o el XXI. Este libro se detiene en dos momentos en los que el crimen ocupa el centro de la atención pública porteña. Por un lado, examina la constelación de temores y ansiedades surgidas cuando Buenos Aires se transforma de la mano de la ola inmigratoria. Hace escala en las figuras más emblemáticas de la frondosa galería del delito del 900: el punguista, el escruchante, el cuentero del tío, el homicida patológico, el anarquista. Luego, analiza el período de entreguerras, cuando cambios en la tecnología y el consumo inyectan de violencia #y de pánico# la imaginación del crimen. La sociedad que lee y habla del delincuente acompaña este recorrido por las prácticas ilegales del pasado. Una historia del delito cometido, entonces. Y también, del delito comentado.