1898, Cuba, 1947, Gúdar (Teruel). Este es el intervalo temporal en que suceden los hechos de nueve historias extraordinarias por su singularidad, realismo o ejemplaridad que fueron protagonizadas por individuos, conspicuos unos e irrelevantes otros, de una España desquiciada, miserable e irredenta que transitó por la historia como un sonámbulo en la noche de los tiempos. Sin embargo, los personajes-padre e hijo- de los dos primeros relatos pudieran ser considerados como arquetipos del atropello y la sinrazón, como paradigmas de la injusticia y la indefensión, como ejemplos de la amnesia colectiva. Otras, por truculentas y luctuosas, nos muestran la saña e inquina contra los vencidos; el rencor intolerante y el odio fratricida de las dos Españas existentes; la sinrazón y el atropello a la luz de los humildes que representaban los maestros republicanos. Como quiera que el paso del tiempo difumina los recuerdos, limita las evocaciones, reduce los testimonios o lamina los vestigios, estamos en el umbral de relegar y arrinconar para siempre unos acontecimientos de nuestra historia reciente que han determinado el devenir de la España actual. Unas circunstancias que se están desvaneciendo, que se están olvidando porque sus protagonistas están desapareciendo; unos hechos sustraídos de la memoria colectiva porque, pronto, no habrá nadie que nos los recuerde.