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Facebook Twitter viernes 29 de marzo del 2024 29-03-2024
Tapa del libro EL LIBRO ROJO de Jung

EL LIBRO ROJO de Jung

LIBER NOVUS - EDICIÓN DE LUJO

Ver Biografía

No Disponible No disponible

Autor: JUNG, CARL GUSTAV

Origen: Argentina

Editorial: EL HILO DE ARIADNA

ISBN: 9789873761416

Origen: Argentina

$ 332900.00 Icono bolsa

332.90 U$S 369.89


Autor:
Jung, Carl Gustav

Traductor: Romina Scheuschener y Valentín Romero, bajo la dirección de Laura Carugati. Supervisión de Bernardo Nante.
Editor: El hilo de Ariadna
ISBN: 978-987-3761-41-6
Páginas: 404
Formato: 25 x 39 cm

Liber Primus, capítulo I: "El reencuentro del alma"

“Alma mía, ¿dónde estás? ¿Me oyes? Yo te hablo, yo te llamo, ¿estás allí? He regresado, estoy nuevamente aquí, he sacudido de mis pies el polvo de todas las comarcas, y vine hacia ti, estoy contigo, tras largos años de largo andar he vuelto a ti. He de contarte todo lo que he visto, vivido, bebido en mí. ¿O no quieres escuchar nada de todo aquello lleno de ruido de la vida y del mundo? Algo, sin embargo, tienes que saber: una cosa he aprendido, y es que hay que vivir esta vida. Esta vida es el camino, el camino largamente buscado hacia lo inasible, que nosotros llamamos divino.33 No hay ningún otro camino. Todos los demás caminos son senderos errantes. Yo encontré el camino recto, él me llevó hacia ti, hacia mi alma. Regreso con temple y purificado. ¿Me conoces todavía? ¡Cuánto se prolongó esta separación! Todo se ha vuelto tan distinto. ¿Y cómo te encontré? ¡Qué maravilloso fue mi viaje! ¿Con qué palabras he de describirte los entreverados senderos por los cuales una buena estrella me guió hacia ti? Dame tu mano, mi alma casi olvidada. Cuán cálida la alegría de volverte a ver, a ti, alma largamente negada. La vida me ha llevado nuevamente hacia ti. Queremos agradecerle a la vida que he vivido, agradecerle todas las horas alegres y todas las horas tristes, agradecerle la alegría y el dolor. Alma mía, contigo ha de continuar mi viaje. Contigo quiero andar y ascender a mi soledad."
El espíritu de la profundidad me obligó a decir esto, y al mismo tiempo a vivirlo en contra de mí mismo, pues yo no lo esperaba. En aquel entonces yo aún estaba completamente atrapado en el espíritu de este tiempo y pensaba distinto acerca del alma humana. Pensaba y hablaba mucho del alma, sabía muchas palabras eruditas sobre ella, la juzgué e hice de ella un objeto de la ciencia. No consideraba que mi alma no pudiera ser el objeto de mi juicio y mi saber; -que antes bien mi juicio y mi saber son objeto de mi alma. Es por ello que el espíritu de la profundidad me obligó a hablarle a mi alma, a llamarla como a un ser viviente y existente en sí mismo. Tuve que darme cuenta que había perdido mi alma.



“Los años en los que seguí mis imágenes internas fueron la época más importante de mi vida y en la que se decidió todo lo esencial. Comenzó en aquel entonces y los detalles posteriores fueron sólo agregados y aclaraciones. Toda mi actividad posterior consistió en elaborar lo que había irrumpido en aquellos años desde lo inconsciente y que en un primer momento me desbordó. Era la materia originaria para una obra de vida. Todo lo que vino posteriormente fue la mera clasificación externa, la elaboración científica, su integración en la vida. Pero el comienzo numinoso, que todo lo contenía, ya estaba allí.”

Carl Gustav Jung (1957)



El lector tiene en sus manos la obra visionaria que surge del encuentro de C. G. Jung con la profundidad de lo inconsciente durante los años 1913 y 1916 y de la lenta labor de interpretación simbólica que llevó a cabo desde 1914 a 1930. El libro central de la obra de Jung, en una edición facsímil completa con un estudio preliminar y notas de Sonu Shamdasani, destacado estudioso de Jung, y la versión castellana al cuidado de Bernardo Nante, reconocido investigador de C. G. Jung y sus fuentes.

Se trata quizás de la obra inédita más influyente de la historia de la psicología. Intercaladas entre más de doscientas páginas iluminadas, hay pinturas cuyas influencias oscilan desde Europa, Medio Oriente y Lejano Oriente, hasta el arte nativo americano.

Sin duda, el estudioso de Jung cuenta hoy con un invalorable documento, hasta hace poco inaccesible, que proporciona claves fundamentales para comprender la génesis de su obra teórica y de su praxis. Pero, más allá de ello, todo lector interesado en reflexionar y, acaso, en avizorar aquello que parece subyacer al destino espiritual de nuestra era, encontrará aquí un estímulo incesante que desafiará sus vigilias y su sueños.



El libro rojo: El encanto de una lectura imposible
Por Bernardo Nante

El sorprendente éxito editorial de El libro rojo -en su versión original alemana (2009) y en sus diversas traducciones- alcanzó también a la versión castellana, cuya primera edición (2010) hoy reeditamos (2019).

Cuando me ocupé de la primera edición castellana, junto con un esmerado equipo de traductores, me topé no solo con las inevitables dificultades de traducción, es decir, con los problemas conceptuales y lingüísticos propios de esa tarea, sino con una obra que escapa a los géneros literarios habituales. Por cierto, pude reconocer en su discurso mercurial la cosmovisión junguiana en un estadio previo a su configuración como teoría científica; en el “lugar” en donde las ideas son aún símbolos que recién comienzan a fraguarse en imágenes y palabras.
La lectura de El libro rojo tiene la extraña condición de fascinar y de espantar a la vez, de inocular simultáneamente el desconcierto y un extraño convencimiento -a menudo inverificable- de que algo se ha comprendido. Walt Whitman, refiriéndose a su Leaves of Grass, escribió; “Esto no es un libro/ Quien toca esto, toca un hombre”. Similarmente, podría decirse que quien toca “esto”, toca el poder serpentino y mercurial de la psique, poder simultáneamente creativo y destructivo, curativo y tóxico. Dicho sin tapujos académicos, quien lee o se inclina ante El Libro rojo, quien se atreve a navegar en sus aguas, advierte que el mismo libro nos lee, toca nuestro inconsciente, susurra en nuestra vigilia y nutre nuestros sueños.
El lector tiene en sus manos una obra visionaria, que surge del encuentro de C. G. Jung con la profundidad de lo inconsciente durante los años 1913 y 1916 y de la lenta labor de interpretación simbólica que llevó a cabo desde 1914 a 1930. Jung sostenía que no era Goethe quien había escrito El Fausto, sino que El Fausto había “escrito” a Goethe. Podría sospecharse, que, de algún modo, El libro rojo “escribió” a Jung, es decir, que su vida y su obra se modelaron no solo en el fuego de las insondables experiencias que allí se recogen, sino también en la comprensión que surge de los largos años en los que se abocó a su hermenéutica discursiva y plástica. Este libro precioso, semejante a un manuscrito medieval, embellecido con iniciales historiadas e ilustraciones insólitas, intenta recrear un espacio simbólico, un témenos, una catedral simbólica para albergar sus visiones y poder asumirlas. Por cierto, se conjugan en él lo que Jung denominará en su obra teórica la técnica de “imaginación activa” y el método de “amplificación”, es decir, la práctica que consiste en entrar en términos con lo inconsciente y el método hermenéutico que implica volver a aquellos contenidos que surgieron del encuentro con lo inconsciente y descubrir por asociación su contexto, su filiación personal y arquetípica.
El libro rojo constituye un tramo fundamental del “mito” de Jung, es decir, de su propia historia verdadera y simbólica, que expresa y orienta su vida personal a la luz de la dimensión arquetípica. Por ello, la obra reclama un abordaje más profundo y más sutil que el que puede merecer el diario de un pensador célebre o una mera rareza literaria o plástica. Sin duda, el estudioso de Jung cuenta hoy con un invalorable documento, hasta hace poco inaccesible, que proporciona claves fundamentales para comprender la génesis de su obra teórica y de su praxis. Pero, más allá de ello, todo lector interesado en reflexionar y, acaso, en avizorar aquello que parece subyacer al destino espiritual de nuestra era, encontrará aquí un estímulo incesante que desafiará sus vigilias y su sueños. Por tratarse de una expresión auténtica, es decir, originada en el “autós”, en el “sí-mismo”, El libro rojo se desvanece ante aproximaciones meramente racionales o estéticas, aunque tampoco las descarta; se asemeja a aquellos mitos fundantes que han recogido en sus símbolos el abismo de lo insondable y, de ese modo, han pasado de generación en generación, acompañando al hombre en la desamparada travesía de su existencia. Por cierto, los antiguos mitos, antes de ser libros, fueron tradiciones orales y, antes aún, fueron “cosas vistas u oídas” por aquellos sabios que pudieron entrever resquicios del Sentido en medio de la orfandad humana. Pero el hombre moderno y, más aún, su tibio epígono posmoderno, declara al mito como un hecho del pasado, pues, supuestamente, los grandes relatos habrían muerto.

El libro rojo no solo muestra que un mito es mucho más que un relato, sino que, aunque no lo advirtamos, el mito se despliega en la profundidad de la psique, más allá de la voluntad humana, y reclama un compromiso permanente por parte del yo.

Carl Gustav Jung (AFI: 'karl 'g?staf 'j??) (Kesswil, cantón de Turgovia, Suiza; 26 de julio de 1875-Küsnacht, cantón de Zúrich, ibidem; 6 de junio de 1961) fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fundador de la escuela de psicología analítica, también llamada psicología de los complejos y psicología profunda.1?

Se le relaciona a menudo con Sigmund Freud, de quien fuera colaborador en sus comienzos. Jung fue un pionero de la psicología profunda y uno de los estudiosos de esta disciplina más ampliamente leídos en el siglo xx. Su abordaje teórico y clínico enfatizó la conexión funcional entre la estructura de la psique y la de sus productos, es decir, sus manifestaciones culturales. Esto le suscitó a incorporar en su metodología nociones procedentes de la antropología, la alquimia, la interpretación de los sueños, el arte, la mitología, la religión y la filosofía.

Jung no fue el primero en dedicarse al estudio de la actividad onírica. No obstante, sus contribuciones al análisis de los sueños fueron extensas y altamente influyentes. Escribió una prolífica obra. Aunque durante la mayor parte de su vida centró su trabajo en la formulación de teorías psicológicas y en la práctica clínica, también incursionó en otros campos de las humanidades, desde el estudio comparativo de las religiones, la filosofía y la sociología hasta la crítica del arte y la literatura.

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