El pensamiento posmoderno no es más una novedad; sin embargo, ahora más que antes sus efectos están presentes en nuestro modo de pensar y de vivir, es decir, impregnan la cultura contemporánea. Por eso es útil, en el momento de encarar la tarea educativa, fundamentar los eventuales aportes de la posmodernidad para la comprensión del ser humano, así como tener clara su visión erosiva de cualquier continuidad intergeneracional. En este libro se analiza tanto la atracción por lo nuevo y sus promesas como la nostalgia por la educación del pasado, a la luz de lo humano que permanece: la inteligencia, la voluntad, la afectividad, los temperamentos y los estilos de aprendizaje.Para favorecer la lectura, los fundamentos antropológicos, caracterológicos y didácticos se alternan con numerosísimas anécdotas desde el aula, sobre cuya base los conceptos cobran vida e inspiran a tomarnos en serio la educación. Los educadores -padres, madres, docentes de todos los niveles, y también mujeres y varones adultos que se toman en serio su adultez- somos a la vez constructores de un mundo más humano y catalizadores de los talentos de la nueva generación. El florecimiento de lo humano, en todos sus sentidos, es el premio para nuestra labor.