Una prueba entre otras de esta descomposición de la guerra clásica nos es provista por la inversión del número de víctimas, puesto que en los conflictos recientes el 80% de las pérdidas están del lado de los civiles, mientras que en la guerra tradicional era exactamente a la inversa. Si antaño se distinguía claramente la guerra internacional de la guerra civil -la guerra de todos contra todos- de ahora en más toda guerra que se precie de tal es primero una guerra contra los civiles. De allí la eventualidad de que la próxima "guerra ottal" no sea otra que una guerra civil mundoa y ya no local, en la que la metástasis ya no concierna a las naciones y a sus instituciones sino a sus poblaciones ofrendadas al caos en el holocausto.