La muerte de una madre, la orfandad de dos jóvenes y el secreto de un viudo plagado de culpas, es lo que lleva a Armando Montaño y a sus hijos, Liliana y Carlos, a dejar su soleada y urbana Villa Alta para internarse en la decadente y marginada Villa Hundida. El propósito, reunirse con los primeros hijos, Herminio y Haroldo Mendieta, los abandonados.